lunes, 9 de noviembre de 2009

Trama


Paseaba por el parque y ahí estaba, la parada obligada y la mirada encuadrada. La trama de la vida se confundía con la trama natural, y todo pausado.

Tres parejas, tres mundos, trescientos árboles que lo enmarcan. Es una idea que me ronda la cabeza: la trama de la vida. Las redes que forjamos y en la que nos adentramos son a veces tan tupidas como los bosques. En eso estaba yo pero... ¿y ellos?.

A lo lejos dos mujeres vuelven, no creo que charlen de crisis alguna, porque de eso no hablan las mujeres en el parque y menos cuando la hija lleva del brazo a su madre mayor. Puede que la madre le recuerde la última escultura humana que se encontró por calle Larios, regresando ambas del otorrino, -Gente rara, nena, gente rara-. La hija la miraba en silencio. La madre no paraba. Le contó lo de la vecina, que dejó al marido barrigón y rumiante, siempre cansado y putero, por un pedazo de chaval, con poco seso pero con mucha inventiva. -Ella se quedó en la casa,-le suzurró -así que... si te saluda el morenazo de enfrente, ya sabes... tú ni caso...- La hija no se entera de nada, perdió el hilo hace un buen rato, pero todo lo que le cuenta su madre del brazo la hace feliz.

El hombre y el niño hablan, ¡qué maravilla! Seguro que se miran y se descubren el uno en el otro. De sus palabras surjen misterios inconfesables o platónicas enseñanzas. !Qué importa! El niño reflexiona en voz alta sobre el teorema de incompletitud de Gödel y el adulto piensa que lo suyo nunca fue las matemáticas. Los dos olvidarán las palabras, que se quedarán prendadas entre las ramas, pero nunca podrán olvidar el calor del banco, una mañana de vacaciones en el estanque.(Espero que sean padre e hijo)

Dos adultos. Maduros. Una pareja. Él y Ella. Descansan de su dulce paseo en compañía. No es tarde ni temprano para dejar pasar ese instante de reflejo del cielo sobre el estanque. Abrigados por los rayos solares y refrescados por la brisa del puerto todo se detiene. No son de aquí, pero descubren que lo podían haber sido desde siempre, porque están a gusto el uno con el otro, aquí, en mitad del mundo y de ninguna parte. A él, le viene a la mente la ingravidez del cuerpo cuando un Boeing 727 realiza parábolas en la atmósfera, que para qué pagar 3.750 € teniendo estos ratitos de gravedad 0. Los árboles les dan cobijo. Ella no olvida cuando correteaban sus hijos detrás de las palomas y que aún le queda por cogerle el punto a las azucenas del tapete, esos tonos entre blancos y amarillos con reflejos violetas se le resisten. Los recuerdos le dan amparo. Podrían ser mis padres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario