domingo, 22 de noviembre de 2009

lobo malabarista

Está claro que cada cual es un calidoscopio de emociones y sentimientos que afloran configurando el carácter, nada etiquetable.
Por fortuna somos cambiantes y reaccionamos ajustándonos a tantas variables que hacemos el mundo cada día diferente y nuestra relación con él.

¡Cuánta pobreza aquellos que conocen, adjetivan y clasifican a las personas!

Creen que saben.

Ya veis, el lobo no es tan malo como lo pintan, algunos son malabaristas y nos hacen ser felices. Con sus locuras y ocurrencias, usan esa boca tan grande para reírse mejor, de ellos mismos, con nosotros. En cambio, tienen que engañar a lindas niñas de caperuza roja, comer abuelas y abrirse en canal para sacárselas y llenarse de piedras. Y esto cada día porque si no, no es lobo según los contadores de cuentos. Tampoco cordero ni arlequín.


Tiene que doler.




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