lunes, 16 de noviembre de 2009

Fotografía Rápida



Cuando entramos en la red, las imágenes se mueven a gran velocidad por nuestra retina. Se montan unas sobre otras ofreciéndonos numerosas informaciones, tantas que muchas veces no llegamos a percibir, pero imagino que ahí se quedarán en algún recóndito lugar, o sabiamente nuestro cerebro desecha todo aquello a lo que no fijamos atención. Realmente no tengo ni idea de lo que hace el cerebro con tanta luz que recoge cuando pasamos horas frente a la pantalla, ni que hace con tantas imágenes, si las incorpora al fichero particular o las manda directamente a la papelera de reciclaje, a la espera que la vaciemos. Lo cierto es que he querido enfrentarme a la fotografía de la misma manera. Cuando vemos imágenes por la red no vemos mas que reflejos de algún audaz fotógrafo, su sensibilidad a la hora de escoger el tema, el encuadre y la luz. No es verdad nada de lo que vemos, sólo reflejos. Volvemos a la caverna de Platón, la verdad está tras nosotros pero insistimos en disfrutar de las sombras.

En la fotografía he buscado el reflejo de la verdad, de espalda al tema pero de cara a la caverna, pero no oscura y lúgubre, sino el reflejo de otra realidad: la publicitaria, el escaparate, el comercio, el consumo. Un bucle infinito de mentiras componen una verdad: una imagen visualmente artística.


Usando una cámara compacta digital, sencilla y de bolsillo, una Pentax Optio S6, en la mano, con paso rápido he ido redescubriendo mi ciudad, atendiendo a miradas que todo el mundo mira y que pocos llegan a ver. El azar entra en el juego. Así surgen las imágenes como el ritmo frente al ordenador: falsas, rápidas, infinitas, increíbles, consumistas, bellas... según lo que te encuentres.

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